Capitulo I
Zapatillas viejas, pantalones desgastados y un largo camino por recorrer aún hacia un lugar todavía no marcado.
Carla cruza las calles sigilosamente, sin llamar mucho la atención. Su cabello oscuro impide ver su rostro con claridad, tal vez sea una simple coincidencia o tal vez no... .
Hoy estaba especialmente nerviosa, más aún de lo que suele estar ella, miraba de reojo a todo aquel que se le acercaba y se asustaba con el mínimo ruido sobresaltándose como si de un petardo estallado en sus pies se tratase. Decide caminar más rápido. Nota algo duro en el bolsillo derecho del pantalón, mete la mano con cierta curiosidad, su rostro muestra una cara de felicidad, no visible para los que pasan cerca de ella... . Su pequeño mp4. No dudó en darle al botón "on" y disfrutar por al menos un pequeño instante de su música. Pero su gran decepción es que aquello no sonaba a su música, no era su mp4, ni siquiera eran sus pantalones...
-¿Acaso crees que te vas a llevar mis pantalones nuevos?
-¿Nuevos? ¿Cómo los puedes denominar nuevos? ¡Si están casi rotos!
-Parece mentira que tengas diecinueve años Carla, ahora es lo que se lleva...
-No digo que no me gusten, tampoco que no se lleven, pero si que te digo, que nuevos no me parecen
- Esta bien, llévatelos pero no olvides dejarmelos cuando vuelvas en mi habitación
-¡Gracias pequeña!
-Vete antes de que me arrepienta
Enma sabía que se los acabaría dejando, pero siempre le ha gustado tener alguna que otra discusión con Carla, le hace parecer que siguen siendo hermanas. Últimamente están algo distanciadas.
Sentía una gran decepción, esa música no la inspiraba nada. Estaba claro que Enma no tenia buen gusto musical, pero no era novedad. A pesar de sus dieciocho años, todavía era un cría.
A medida que los pasos de Carla avanzaban , su inquietud y nerviosismo aumentaban. Tanto es así que tropieza, un pequeño peldaño en la acera provoca una ligera torcedura. Cree que es mejor sentarse y esperar a que se le pase un poco, de todos modos, tampoco caminaba hacia ningún destino coherente.
Aunque hacía un día bastante agradable, en la calle no había gran alboroto, esto le permitía escuchar a los pájaros cantar, miles de melodías se posaban en su imaginación, montones de imágenes volvían a su memoria... sus pies descalzos en la cocina las tardes de verano, aquella ventana por donde siempre suele mirar en la casa del pueblo, ese pequeño recinto con jardines donde solían dejarse caer siempre que los aspersores estuvieran encendidos, el cuello de su madre que sólo se dejaba ver los días que se hacía moños...
-La memoria, pensaba ella. Que gran regalo de la naturaleza, no puedo imaginarme la vida sin ella...
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Muy lindo el blog ;)
ResponderEliminarTe sigo y nos leemos.
Una invitación a mi blog: http://globosagua.blogspot.com
Besos de purpurina, alicia.
¡Me encanta! Es muy bonito, y espero que sigas y que me sorprendas igual que haces siempre, todas tus entradas son sorprendentes, pero vamos ésta está genial ;)
ResponderEliminarUn beso y a ver cuando nos vemos... jejej
:):) muchas gracias!
ResponderEliminaresta bien ;)
ResponderEliminarsigue asi, y los leere cuando los subas. besos!